TINMAL, LA GRAN MEZQUITA DEL ATLAS



Al volver del Siroua, el volcán que preside las tierras del azafrán del Anti Atlas, o de las dunas del erg Chigaga en el Sáhara de verdad, hay que cruzar de nuevo el Alto Atlas de camino a Marrakech. Lo habitual es hacerlo desde Ouarzazate por el paso de Tizi-n-Tichka, como a la ida; pero no lo mejor. Más al sur, desde Taliouine, una carretera remonta el Tizi-n-Test y cae al valle del Nffis. Vale la pena el rodeo aunque solo sea por visitar la mezquita de Tinmal; o Tinmel, que el sonido de las vocales en árabe es siempre problemático para un occidental.

Las mezquitas marroquíes, como en casi todo el mundo islámico, están prohibidas para los infieles; una lástima. Aunque hay una fácil pero frívola solución, ya que convertirse al Islam solo requiere recitar la profesión de fé: “Alá es Dios, y Mahoma…” mejor no seguir porque, si la entrada a esta religión es así de sencilla, la salida es más peligrosa en los tiempos que corren.

TRINCHERAS EN EL HIELO, CABLES EN LAS ROCAS



"Gran cruz", en el Sentiero degli Alpini, Sesto
Los Dolomitas son las montañas más hermosas del mundo. Las que cualquier niño dibujaría erizadas de picos imposibles sin haberlas visto nunca; afiladas como las puntas de sus lápices de colores Alpino, por supuesto. Quién las ha visto, aunque solo sea una vez, no puede olvidarlas nunca; sus aldeas perdidas en bosques encantados, sus cimas brumosas sobre los prados… Lavaredo, Civetta…También, no nos engañemos, sus teleféricos atestando de gente las alturas, su turismo escandalosamente elitista, sus pistas de esquí cruzando las laderas como cicatrices… Madonna, Cortina…Pese a todo son las montañas ideales porque, ni desmesuradas, ni altísimas, ni inhumanas, no nos apabullan. Son contenidas como un templo clásico. Por eso son el paraíso de los estetas de la montaña, sean sensibles paseantes o escaladores finos. Además, lo son para la práctica de una de las modalidades más en expansión de los llamados deportes de naturaleza: las vías ferratas.

Pero algunos de sus glaciares han empezado a arrojar cadáveres. 

Sea por su lento y natural desplazamiento o por su deshielo acelerado debido al calentamiento global, lo cierto es que en los últimos meses van dejando al descubierto las momias congeladas de soldados muertos durante la Gran Guerra, ahora hace un siglo. Una nota macabra para esta efeméride que tuvo en los Dolomitas uno de sus escenarios más dramáticos. Drama, que además está en el origen de esa popular y divertida forma de recorrer las montañas por caminos de vértigo gracias a escalones, cables y pasarelas.