TRILOGÍA DE LLAUSET - 3

Refugio de Cap de Llauset desde Botornás
Cuestiones para un refugio

Al bordear el lago  Botornás camino del de Cap de Llauset aparece en lo alto el perfil puntiagudo y brillante del nuevo refugio.
Pronto descubriremos que este elemento constructivo es su primera novedad pero no la única. Novedades todas que de entrada plantean algunas dudas y que, por serlo, precisarán testarse con el tiempo.

Revestido por completo de chapa ondulada se parece a otros conocidos refugios alpinos de última generación como el del Monte Rosa en Zermatt o el de Goûter en Chamonix-Mont Blanc, pero sin tener su aspecto de naves espaciales tras un aterrizaje forzoso. Desde luego, se le ve desde lejos, pero ¿se verá de cerca cuando alguien precise encontrarlo en medio de la niebla o de la ventisca?

Acercándonos advertimos que, además de la brillante estructura, hay a su lado una plataforma de hormigón que, enseguida lo averiguamos, será la base de otro módulo independiente que se construirá en el futuro. Hoy sirve de alojamiento a los guardas, almacén, servicios... y se ha utilizado su terraza para alojar, a ras de suelo, las placas solares que generan la electricidad de un refugio que quiere ser sostenible. El día es soleado y deberían funcionar a pleno rendimiento, entonces ¿por qué petardea constantemente el generador? Seguramente supla el exceso de demanda eléctrica en estos días de verano. En invierno...  ¿qué sucederá en invierno cuando un metro de nieve cubra la terraza?

Al asentarse el refugio sobre terreno irregular, hay que subir unas escaleras hasta llegar a la puerta por la que se accede al interior: enfrente la recepción, detrás se vislumbra la cocina, a la izquierda el botero y a la derecha los dos comedores. Directo y diáfano. De abrirse la puerta, que es para eso, en pleno temporal ¿hasta dónde entrará el viento, el frío, el agua o la nieve?

En el piso alto las habitaciones son estupendas, cada una con su aseo y ducha. También la ventilación e iluminación a través de ventanas abatibles en el techo abuhardillado. Pero... no hay persianas... Ninguna ventana tiene cierre ni contraventana de ningún tipo. ¿Los cristales dobles aguantarán la intemperie a 2425 m. de altura? ¿Los velux de las habitaciones se taparán con la nieve y el hielo? ¿Y si a alguien se le ocurre bascular la ventana en esas circunstancias...? Pero esto sólo pasará en invierno, en verano... quien quiera dormir más allá del amanecer, o en noche de luna llena, ¿tendrá que usar antifaz?

En todos los revestimientos y suelos del interior predominan la madera y los materiales sintéticos que crean un clima cálido acorde con este tipo de instalaciones, pero ¿cómo se mantendrá éste en lo crudo del invierno (otra vez el invierno) si a todo lo dicho hasta ahora le añadimos que no hay previsto ningún sistema de calefacción?


Un nuevo refugio de montaña siempre es bienvenido y, si de agradecer es la iniciativa de quiénes lo han construido, más lo es todavía el duro trabajo de quienes se aventuran a regentarlo día a día pero, en fin, este invierno va a ser muy duro en Llauset.

Entregas anteriores:

TRILOGÍA DE LLAUSET - 2

Presa de Llauset y al fondo el pico Vallibierna

El agua que va y viene

Desde el pueblo de Aneto (1383 m.) en el extremo oriental de la Alta Ribagorza oscense parte una pista malamente asfaltada que sirvió para la construcción del embalse de Llauset ochocientos metros más arriba donde antes sólo había un pequeño estany o laguna glaciar. También sirve hoy para el mantenimiento de las instalaciones que es más bien escaso, y ahora para subir fácilmente al cercano refugio de Cap de Llauset.
En 1983 se concluyeron las obras del que fue el último gran proyecto hidroeléctrico de montaña de los Pirineos; por las mismas fechas en que se daba el impulso definitivo al último pantano de piedemonte, el de Riaño en la montaña leonesa, que anegaría todo un valle con nueve pueblos. En ambos casos el clamor de descontento de las gentes y el silencio geológico de los montes tuvieron el mismo efecto: nulo. 
En un providencial estrangulamiento rocoso del valle, subsidiario del río Noguera Ribagorzana, a 2131 m. de altura, pudo represarse el torrente de Llauset utilizando un sistema poco habitual, la presa de bóveda, (el mismo que en Riaño): la presión del agua embalsada actúa sobre un muro de hormigón que no ha de ser especialmente grueso porque su forma cóncava, como si se tratara de una bóveda o un arco, traslada la carga a los laterales rocosos de la garganta donde se sitúa.
Al final del túnel de acceso al embalse, una salida lateral permite acceder al GR que desciende al valle y también a la presa, que puede recorrerse de punta a punta por lo alto de su vertiginosa curvatura.
El agua del embalse se canaliza bajo tierra hasta dar sobre el valle de Barrabés desde donde se precipita por tuberías 800 metros hasta la central eléctrica de Moralets. Hasta aquí lo normal en tantos y tantos saltos de agua de cualquier montaña.
Pero a poco que el caminante atento se de una vuelta por el embalse de Llauset constatará una primera singularidad: solo un par de torrentes aportan su escaso caudal y sin embargo siempre está lleno. Para la segunda tendrá que darse el paseo en invierno: cuando todos los lagos del Pirineo a esa altura están helados y cubiertos de nieve, las aguas de Llauset no.
La explicación es sencilla pero ingeniosa y a la vez lucrativa para Endesa, la Cía. propietaria. El salto de agua de Llauset a Moralets se completa con el inmediato embalse de Baserca en el río Noguera Ribagorzana. Las gigantescas tres turbinas de Moralets producen electricidad durante las horas diurnas por lo que el nivel del embalse superior desciende. De seguir así en pocos días quedaría vacío. Pero como las turbinas son reversibles, durante la noche bombean el agua mås templada del embalse bajo de Baserca hacia Llauset que recupera su nivel y nunca se hiela.
Pero a cualquiera que haya aprobado la Física de la ESO esta explicación le chirriará porque la electricidad generada por el agua en el salto será siempre menor que la necesaria para devolverla arriba. 
Sin embargo, las Eléctricas además de física saben sobre todo de economía y como el kW tiene un precio bajo en horas nocturnas por la menor demanda, la central de Moralets consume esa electricidad barata bombeando el agua a Llauset para, durante el día, generarla de nuevo y venderla cara por el incremento de la demanda.
Y así termina este cuento en el que el consumo de energía no cuadra, pero las cuentas sí.

Nota : Si desde el embalse se sube por el barranco del Cap de Llauset y el lago Botornás hasta el flamante refugio se comprobará que, pese a la cercanía, no se abastece de la electricidad de la central porque es sostenible y dispone de placas solares... pero entonces... por qué petardea continuamente el generador de gasoil?
Ésta y otras cuestiones en la última entrega.

Entrega anterior: Trilogía de Llauset - 1

TRILOGÍA DE LL. - 1


La madriguera



Sin duda tenía que ser la entrada a Mordor, el país negro y desolado al este de Gondor.

Pero, después de más de un kilómetro traqueteando por lo que parecía la madriguera de un saurio gigante que no debía andar muy lejos porque se ha dejado las luces encendidas, resulta que no, que al final del túnel no se sale a la Tierra Media sino a lo que fue un hermoso paraje de montaña que hoy la mano de las Eléctricas ha modificado a conciencia.
Como en otros muchos lugares del Pirineo, la alta montaña no ha escapado a la voracidad de este Sauron, y lo que desde el parking, en un primer vistazo, puede parecer un gran y apacible lago no lo es en absoluto porque, a poco que miremos, no remansa sus aguas en una vieja morrena glaciar sino en una gran presa de hormigón que cierra la angosta salida natural del valle, también porque la lámina líquida, como en cualquier pantano oscilando arriba y abajo, deja una blanquecina "ceja" estéril en todas sus orillas. No lo es, y lo sabíamos, porque no se perfora semejante túnel permanentemente iluminado y se construye y mantiene una pista de doce kilómetros para que cuatro montañeros salven cómodamente casi mil metros de desnivel.
No conozco un acceso más siniestro a un paraje de alta montaña. Pero sabíamos desde el principio que este era el peaje a pagar para llegar hasta aquí fácil y rápido. Quienes busquen mayor esfuerzo y dispongan de más tiempo pueden eludir los "inconvenientes" anteriores y alcanzar este bello rincón oriental del Parque Natural por otros caminos. Para todos, a la vuelta, seguirá habiendo corriente en los enchufes.
Y de ahí para arriba ya sólo hay montaña salvaje, lagos de verdad, los últimos y olvidados tresmiles del macizo, granito del bueno, las nieves menguantes de otro verano demasiado cálido y el refugio más nuevo del Pirineo regentado por David, Raúl y Martin (sin tilde).

Nota: Si todavía alguien no sabe de qué va todo esto, más en próximas entregas.