RELEYENDO A HERZOG


Diario del Annapurna

Cuando el mundo era mucho más grande y nosotros mucho más jóvenes, cuando para cruzar al otro lado de los Pirineos necesitábamos el pasaporte y nuestro coche la carta verde, cuando nunca íbamos más allá de los Alpes, la única forma de llegar más lejos y más alto era entre las tapas amarillas de los libros de la Editorial Juventud: con sir John Hunt al Everest, a los reinos prohibidos de Mustang y Zanskar con Michel Peissel o al Annapurna primer ochomil con Maurice Herzog…
…Este que ahora estoy releyendo en Nepal, en el paraje que se llama Tilicho High Camp bajo la Gran Barrera, a más de 4000 m, que no es mucho en el Himalaya, justo donde el autor pasó un apurado vivac tratando de encontrar el camino hacia una montaña que ni siquiera sabía dónde estaba.

“…estoy perdido en plena montaña, mojado, rendido y hambriento. (¿Tendré ánimo suficiente para levantarme y subir los últimos 500 metros?)… El viento, insidioso, se desliza por las más pequeñas aberturas de mis ropas. La nieve empieza a caer.”

En Tilicho High Camp
Levanto la mirada y también nieva… al otro lado de los cristales del lodge. Los yaks, espolvoreadas sus greñas de blanco, pastan indiferentes.
Hemos subido desde Manang, que Herzog llama Manangbhot, y que imaginó como un paraíso después de días de calor, hambre y sed y resultó un lugar miserable.

“…Unos chiquillos harapientos, negros de suciedad, corren hacia nosotros. Es la primera vez que ven hombres blancos y nos contemplan con curiosidad. ¡Somos apariciones de la montaña! No pueden imaginarse que vengamos del otro lado de la cordillera, ya que ni siquiera saben que exista ese otro lado…”

Llevamos cinco días remontando el valle del Margyandy Khola procurando evitar con rodeos la pista abierta hace unos años y que llega hasta las mismas puertas de Manang. No podemos evitar oír el pedorreo de las moto-taxis. Todo son allí albergues y tiendas para trekkers. El Manaslu (8.156 m .) ha vigilado nuestra caminata bajo los Annapurnas, primero el II, luego el IV y el III. ¿Dónde está el Annapurna I (8.091 m.), el que Herzog buscaba en 1950?

“…-Al menos sabemos que no es por aquí.
     -Debemos marchar a toda prisa… -afirma Rebuffat
     -Hay pocos víveres. Toma lo que queda y vete con Panzi a Muktinath por el
      Thorong La…”

Mañana, de regreso del lago Tilicho, tomaremos ese mismo camino hacia el paso Thorong (5.416 m.) para completar lo que queda del circuito de los Annapurnas bajando a Kagbeni en el alto valle del Kali Gandaki, puerta de entrada al reino de Mustang. Dicen que al otro lado veremos el filo del Dhaulagiri (8.167 m.) emergiendo como una cuchilla.
Pero eso será dentro de unos días.

Nota: El Annapurna I no se ve.
          El Himalaya, pese a todo, está resplandeciente.

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