EL SEÑOR DE LA NIEVE RESPLANDECIENTE

Del diario… por los Andes del Perú.

Bonifacio, arriero de Tinqui
“Hoy hace cuatro días que partimos de Tinqui y hemos desmontado nuestro campamento en Pampa Acero. Nos mudamos a Jampa.
Darío y Bonifacio, nuestros arrieros, están cargando las caballerías mientras nosotros nos preguntamos por qué hicimos caso a la guía con la que planeamos nuestra ascensión de hoy al Huayruro Punco. Sólo alcanza los 5.550 m., que no es mucho por estos lares, y no es una montaña difícil. Pero todo se complica si las indicaciones no son las adecuadas, y no lo eran. Nos hemos dado la vuelta sin alcanzar la cima.
Ya sabíamos lo que había al otro lado, pero queríamos verlo: la laguna Sibinacocha y el glaciar Quelcaya, los mayores de los Andes tropicales.
Ayer Bonifacio nos indicó un camino que no coincidía con la reseña. Ni nosotros le hicimos caso ni él insistió ante nuestra prepotencia. Lo tenemos merecido.
En dos días más habremos terminado la vuelta al Ausangate”.

Cordillera Vilcanota, Perú, 25 de Julio de 2010.






Para otros… que nosotros, probablemente, no volveremos nunca.
El Huayruro Punco es una colina entre los gigantes nevados de la cordillera Vilcanota, una de las menos conocidas de los Andes peruanos. Numerosos seismiles levantan sus perfiles imposibles sobre los glaciares y las “abras”, sobre las lagunas y las “pampas”.
Y sobre todos ellos, el Ausangate (6.384 m.), “apu” de los indios de la cordillera, dios protector a cuyos hielos suben todos los años la víspera del Corpus Christi en multitudinaria romería. Luego bajarán cargados de bloques de hielo que fundirán sobre las tierras y los rebaños para atraer la fertilidad.
Porque Ausangate es Qoyllur Rit´i, el “señor de la nieve resplandeciente”.

En la estación de autobuses de Cuzco
La caminata comienza, y termina, en la pequeña localidad de Tinqui (3.800 m.), adonde se llega desde Cuzco por la recién asfaltada carretera Interoceánica que luego se precipita hacia la selva amazónica en Puerto Maldonado. La compañía “Huayna Ausangate” hace el recorrido.
Cayetano Crispín, natural del lugar, dispone de una pequeña agencia y de alojamiento, (Ausangate trek y albergue Ausangate, ¡cómo no!). Especializado en este circuito, nos proporcionará todo lo necesario: tiendas, comida, arrieros, cocinero, caballos… con mejor voluntad que resultados.
Sólo queda comenzar a andar.





Algunas consideraciones… por si se quieren tener en cuenta.
No es necesaria una forma física excepcional y basta con estar habituado a caminar con una mochila mediana. No más de 10 kg. durante no más de 8 horas diarias.

Frío en Pampa Acero, 5000 m.
Pero el escenario andino tiene sus peculiaridades:
La mejor época es la estación seca, que en el hemisferio austral coincide con nuestro verano. Por tanto allí están en invierno y, aunque el tiempo sea estable, cualquier precipitación será en forma de nieve. Así que hará frío, en especial por las noches en las que el termómetro no subirá de -10ºC. Y estando en una latitud tropical las noches serán largas, largas… de más de doce horas. Sin olvidar el mal de altura, el “soroche”, porque siempre se camina entre 4000 y 5000 m. y, a esa altura,  la concentración de oxígeno en el aire se ha reducido a la mitad.
Pero esto son los Andes, bonita.





1ª JORNADA
Se remonta una cuesta interminable durante todo el día, hasta superar el Cerro Antacalla y dar a la pradera de Upis. La ancha silueta del Ausangate, como un decorado, habrá ido levantándose poco a poco sobre el horizonte.
Los niños y las alpacas vagan tristes por los pajonales.
Cayetano está acondicionando su cabaña y hoy dormimos en un camastro bajo techo.
Desde hoy, la murga insoportable de radio Tinqui en el transistor de Bonifacio nos acompañará todas las tardes en los campamentos.



2ª JORNADA
Hoy bordeamos el macizo por el oeste salvando una sucesión de collados, que aquí dicen abras, que van a caer a lagunas que aquí son cochas.
En todos los pasos proliferan los amontonamientos de piedras o apachetas. Cada viajero deposita una más para conjurar la desgracias, los chiknis. Eso piden, eso pedimos también nosotros,  a la Pachamama y al apu Ausangate.
Las heladas lagunas, donde vierten las cascadas y los seracs del mayor complejo glaciar del Perú, están sorprendentemente llenas de truchas.


3ª JORNADA
El abra Palomani es el paso más alto de todo el recorrido. Pero todavía puede subirse un poco más sobre un lomo de olas ocres, hasta el cerro Palomani Riti, el mejor mirador sobre el Ausangate.
Cerca pasa la ruta normal al nevado, a donde se llega por un camino más directo y corto desde la aldea de Chillca. Varios cómodos refugios o tambos de reciente construcción atraen en masa a las agencias de gringos. Al menos en el proyecto que los ha puesto en marcha (Andean Lodges) participan las comunidades indígenas de la comarca, completando con ello su mísera economía de papas en los valles y de lana en la montaña.



4ª JORNADA
Los camélidos americanos, lejanos parientes de dromedarios y camellos, son el símbolo de los Andes: Desde época precolombina, unos están domesticados para carga como la llama, o para lana como la alpaca. Otros, siguen salvajes todavía, y son de muy difícil y preciado aprovechamiento, como la vicuña. El guanaco, prácticamente ha desaparecido de esta parte de la cordillera.
Y poco más hay a esta altura; la vizcacha que, equivalente a nuestra marmota, parece más un cruce de liebre y ardilla.



5ª JORNADA
En el paso Campa se vuelven a superar los 5000 m. entre el nevado Huamantilla y las vertiginosas paredes del nevado Puca Punta. Sus glaciares aún se desparraman sobre el collado como las patas de un paquidermo gigante. Hay que remontar más arriba para evitar los hielos. Por su acelerado retroceso debido el cambio climático, en unos pocos años ya no será necesario,.
Después ya todo es bajada por la cuenca lacustre de Comercocha hasta llegar al poblado de Pacchanta.





6ª JORNADA
Sólo queda remontar un pequeño collado y bajar por la pista de tierra que ningún vehículo recorre, hasta alcanzar de nuevo Tinqui, nuestro punto de partida.
Con nosotros bajan, cada vez más bravas y abundantes, las aguas de fusión del Ausangate hasta formar el poderoso río Vilcanota que más allá se llama Urubamba y que tras atravesar el valle Sagrado de Cuzco y el Machu Picchu se adentrará en la selva amazónica.




Allí, en los Yungas, empezó nuestro viaje no hace tanto, remontando el río por la vieja vía férrea de Vilcabamba hoy comida por la jungla, hasta alcanzar el Machu Picchu,
En unos pocos días terminaremos bajando hasta las profundidades del cañón del Colca, en la reseca cordillera Volcánica de Arequipa.


Un cóndor sobrevuela el cañón del Colca

Me temo que volveremos a casa con un empacho de naturaleza, pero también con el regusto amargo de la miseria del altiplano, del recelo de sus hombres, del silencio de sus mujeres, de la tristeza infinita de sus niños…  y con el convencimiento de que nosotros algo tenemos que ver con todo ello.


No hay comentarios:

Publicar un comentario