Refugio de Cap de Llauset desde Botornás |
Cuestiones para un refugio
Al bordear el lago
Botornás camino del de Cap de Llauset aparece en lo alto el perfil puntiagudo
y brillante del nuevo refugio.
Pronto descubriremos que este elemento constructivo es su
primera novedad pero no la única. Novedades todas que de entrada plantean algunas
dudas y que, por serlo, precisarán testarse con el tiempo.
Revestido por completo de chapa ondulada se parece a
otros conocidos refugios alpinos de última generación como el del Monte Rosa en
Zermatt o el de Goûter en Chamonix-Mont Blanc, pero sin tener su aspecto de
naves espaciales tras un aterrizaje forzoso. Desde luego, se le ve desde lejos,
pero ¿se verá de cerca cuando alguien precise encontrarlo en medio de la
niebla o de la ventisca?
Acercándonos advertimos que, además de la brillante
estructura, hay a su lado una plataforma de hormigón que, enseguida lo averiguamos,
será la base de otro módulo independiente que se construirá en el futuro. Hoy
sirve de alojamiento a los guardas, almacén, servicios... y se ha utilizado su
terraza para alojar, a ras de suelo, las placas solares que generan la electricidad
de un refugio que quiere ser sostenible. El día es soleado y deberían funcionar
a pleno rendimiento, entonces ¿por qué petardea constantemente el generador?
Seguramente supla el exceso de demanda eléctrica en estos días de verano. En
invierno... ¿qué sucederá en invierno
cuando un metro de nieve cubra la terraza?
Al asentarse el refugio sobre terreno irregular, hay que
subir unas escaleras hasta llegar a la puerta por la que se accede al interior:
enfrente la recepción, detrás se vislumbra la cocina, a la izquierda el botero y
a la derecha los dos comedores. Directo y diáfano. De abrirse la puerta, que
es para eso, en pleno temporal ¿hasta dónde entrará el viento, el frío, el agua
o la nieve?
En el piso alto las habitaciones son estupendas, cada una
con su aseo y ducha. También la ventilación e iluminación a través de ventanas
abatibles en el techo abuhardillado. Pero... no hay persianas... Ninguna
ventana tiene cierre ni contraventana de ningún tipo. ¿Los cristales dobles
aguantarán la intemperie a 2425 m. de altura? ¿Los velux de las habitaciones se taparán con la nieve y el hielo? ¿Y si
a alguien se le ocurre bascular la ventana en esas circunstancias...? Pero
esto sólo pasará en invierno, en verano... quien quiera dormir más allá del
amanecer, o en noche de luna llena, ¿tendrá que usar antifaz?
En todos los revestimientos y suelos del interior
predominan la madera y los materiales sintéticos que crean un clima cálido
acorde con este tipo de instalaciones, pero ¿cómo se mantendrá éste en lo
crudo del invierno (otra vez el invierno) si a todo lo dicho hasta ahora
le añadimos que no hay previsto ningún sistema de calefacción?
Un nuevo refugio de montaña siempre es bienvenido y, si de
agradecer es la iniciativa de quiénes lo han construido, más lo es todavía el
duro trabajo de quienes se aventuran a regentarlo día a día pero, en fin, este
invierno va a ser muy duro en Llauset.
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