El
anticlinal de Jánovas
El río Ara a au paso por el congosto de Janovas |
Camino de mi pueblo en el
valle de Benasque, recorro una vez más la N-260 o Eje Pirenaico por la canal de
Berdún, Jaca y Sabiñánigo. El túnel de Petralba me ahorra un buen rodeo por
Cotefablo y casi sin sentir salgo al río Ara en la localidad de Fiscal. La
carretera va siguiendo hacia el este la Depresión Intrapirenarica.
El río Ara es el único
importante del Pirineo que no ha sido represado y vaya que lo han intentado! El
proyecto del embalse de Jánovas parece definitivamente abandonado y el hermoso
valle desde Fiscal al desfiladero donde hubiera ido la presa luce intacto bajo
el sol de agosto. Los habitantes desalojados hace décadas de sus pueblos, o ya
sus hijos, van regresando para recuperar sus viviendas ruinosas. Pero esa es
otra historia y ya está contada.
El Ara, menguado ahora su
caudal por la sequía y la falta de nieves, se ha abierto camino a golpe de
siglos por el congosto de Jánovas para luego unirse en Ainsa al caudal del
Cinca. Y lo hace de oeste a este porque no le queda otra, cerrado al sur por el
Prepirineo o Sierras Exteriores. Como antes han hecho de este a oeste el
Gállego y el Aragón.
Las varias alineaciones
montañosas paralelas de los Pirineos surgieron del choque de la placa ibérica
con la placa europea como oleaje hace 55 millones de años. Ciñéndonos al
Pirineo Central oscense, así se elevaron, el Prepirineo Exterior (Sª de Guara,
de Gratal, de los Mallos…), el Prepirineo Interior (Turbón, Cotiella, Peña
Montañesa, Tendeñera, Collarada…) y el Pirineo Axial (con las mayores alturas
desde los Montes Malditos hasta el Balaitus). Entre estas alineaciones quedaron
las tierras bajas y los valles, habitados hace sólo unos pocos milenios. Los
ríos que los recorren se abren camino trabajosamente hacia el sur a través de
congostos y desfiladeros (Añisclo, Ventamillo, Devotas, Olvena…) o vagan
desorientados de este a oeste buscando una salida que nunca es fácil.
Así el río Ara, antes de dar
con sus aguas en el Cinca ha tenido que romper el plegamiento norte-sur,
perpendicular al eje de la cordillera y que le cerraba el paso: en el
desfiladero o congosto de Jánovas.
Y aquí surge la maravilla
porque ante nuestros ojos se manifiesta la potencia de la orogenia alpina que levantó
y dobló la cordillera, de manera que los estratos sedimentados en horizontal en
el mar entre las dos placas antes de que se abalanzara la una contra la otra,
ahora aparecen convertidos en rocas sedimentarias y levantados casi hasta la
vertical. Es decir con un buzamiento excepcional que dirían los especialistas.
La mayoría no lo somos pero
vale la pena detener el coche en alguno de los aparcaderos de la estrecha
carretera que se dirige a Boltaña y sentir el vértigo de la lentitud, el tiempo
y las fuerzas geológicas desde nuestra efímera y frágil biología. Las calizas lutecienses sobresalen como crestas de
dragón entre canchales y bandas de vegetación en la vertiente derecha del
desfiladero; son el flanco oeste del anticlinal de Jánovas o Boltaña, uno de
los mejores modelos de plegamiento anticlinal de los Pirineos y que encontraremos
fotografiado en cualquier manual geológico sobre la cordillera que se precie.
Anticlinal de Nabaín desde Caparamote con las Tres Soroes al Fondo (foto: alfara.pir) |
En la otra vertiente, la
izquierda, por donde discurre la carretera N-260, no es fácil apreciar el corte
de los estratos. Hay que ganar mucha altura del lado contario para ver la gran
A del pliegue de Nabain. Todo lo ha dejado a la vista la lenta labor de zapa de
las aguas del modesto Ara, que luego junto con las del Cinca quedarán
remansadas en los embalses de Mediano y de El Grado a su paso por el Prepirineo
Exterior; que a las hidroeléctricas les encantan estos estrangulamientos para
levantar sus presas y domar los ríos.
Bueno, si no habéis
entendido nada es que me he explicado fatal, pero si lo habéis entendido todo
entonces es que he simplificado demasiado.
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