RÍO LOBO(S)

A Río Lobo, Texas, han llegado unos forasteros. A su corrupto sheriff Hendricks, más conocido como Blue Tom, se le van a terminar las cacicadas. Es el malo de la película. Los buenos están aquí para eso: el viejo coronel McNally, Pierre Cardona Frenchy y Tuscarora Phillips, con la inestimable ayuda de la guapa del lugar, Shasta Delaney. La guerra de Secesión ha terminado y aunque unos son federales y otros confederados, no importa si se enfrentan a un malo de verdad.

En el cañón del río Lobos, confluencia con el de Valderrueda
Aquí puede vérseles en un descanso del rodaje junto a Red Moon, el potro alazán que protagoniza en el film las cabriolas más arriesgadas. El resto de las monturas están fuera de cuadro. Cargados todos de polvo y moratones después de galopar todo el cañón del Río Lobos. Lo han remontado desde Ucero (Soria) más allá del puente de los Siete Ojos hasta Hontoria (Burgos). Luego caerán por sorpresa sobre el pueblo desde el barranco de Valderrueda, al atardecer y con el sol a la espalda.

Tal vez no lleguen a tiempo de cumplir su misión. Hoy, domingo 24 de mayo, es el día de terminar con el malvado Hendricks. Cuatro años desde que él y los suyos se hicieron con el control del pueblo “es demasiado tiempo” como farfulla lacónico Cord McNally.
El coronel sabe que no tienen mucho margen; sólo podrán disparar sus votos en la urna hasta las ocho de la tarde y están muy lejos. Aún les queda por delante mucha galopada, pero merece la pena intentarlo.

No es la mejor película de Howard Hawks -mejores Río Bravo y El Dorado-, pero fue la última. Se nota en la foto que a John Wayne le aprieta el cinturón y que deberá subirse los pantalones más a menudo que de costumbre. Y la chica ya no se fija en él, que está mayor, sino en su amigo guaperas. En fin,  un western crepuscular.

Mapa del Parque Natural del Río Lobos (Soria-Burgos) - circuito BTT 60 kms.

ENTRE VOLCANES


Viaje al centro de la Tierra III


"…Me incliné sobre una roca avanzada hacia su interior y dirigí hacia abajo mi mirada. Mis cabellos se erizaron instantáneamente. El sentimiento del vacío se apoderó de mi ser. Sentí desplazarse mi centro de gravedad y subírseme el vértigo a la cabeza como una borrachera. No hay nada que embriague tanto como la atracción del abismo…"
Julio Verne. Viaje al centro de la Tierra, capítulo XVII.

No es el por cráter del Snaefells (Islandia) por donde se desciende al centro de la Tierra, sino por la sima del Cueto, tampoco se sale por el Strómboli (Sicilia), sino por la cueva Coventosa; aquí al lado, en el valle del Asón (Cantabria).

Verne no lo sabía. A Gérard Juhué, otro francés, se lo dijo un pastor de Socueva en 1956: en una dolina del karst de la Peña Lavalle, una hendidura insignificante entre la hierba como hay miles en la comarca, daba paso a un pozo sin fondo: "Usted sabrá lo que hace, monsieur".
Resultó tener más de 300 metros de caída vertical que con otros pozos menores alcanzaba los -500 desde su boca. El salto mayor lleva hoy el nombre de aquel espeleólogo que lo bajó: pozo Juhué.

Exploraciones posteriores durante años lo conectaron a través de 32 kilómetros de galerías con la cueva Coventosa cuya boca está casi al nivel del río Asón, 800 metros más abajo.
No resultó el centro de la Tierra pero casi.

A quienes disfrutamos de la montaña al aire libre y sus grandes espacios no deja de sorprendernos y agobiarnos este mundo al revés, donde en lugar de subir se baja y en lugar de buscar la luz se ahonda en la oscuridad.

El aire del complejo de cavidades, a unos 12 grados, más fresco por lo general que el del fondo del valle donde se abre la boca inferior, se desploma por su mayor peso buscando la salida. Un estrechamiento cerca de ésta origina por compresión un tubo de viento. Todo el que entra en la cueva oye su soplido: Coventosa. 
Más adentro vuelven la calma y el silencio, un pequeño rápel ahuyenta a las multitudes, después las maravillas de las salas Secreta, de los Fantasmas, de los Lapiceros, la galerías de los Enanos, del Espejo…

CROMAÑONES, QUE SOMOS UNOS CROMAÑONES


Recreación del circo de Fuente De durante la última glaciación
(panorámica desde el lugar donde hoy arranca el teleférico)

Con la nueva primavera la nieve se refugia en lo alto de los Picos de Europa, pero aún pueden calzarse los esquís en el Cable. Un invierno pródigo en nevadas mantiene esquiables la subida a cabaña Verónica, al collado de la Canalona, a la canal de San Luis. Los circuitos por collado Callejo, por la collada Bonita, por la horcada de Caín… Y así seguirá hasta junio.

Colladina de las Nieves
Pero como siempre sucede al compartir la cabina del teleférico con los turistas, éstos miran con extrañeza nuestras botas, tablas, bastones, piolets, cascos… porque en Fuente De ya crece la hierba y la muralla del circo está seca como en agosto.
Empieza a apetecer dejar toda esa parafernalia y, con zapatillas y mochila ligera, buscarle los puntos débiles a esta imponente muralla saltándonos el trámite del teleférico, tedioso y caro.
Mejor que la señora con tacones con quien compartimos apreturas en la cabina no descubra estos pensamientos:
-“Cromañones, que sois unos cromañones!”.